• David León P.

  • 23 Julio, 2020

¿Qué hacemos con el cromañón?

Querido(a) lector(a), en mi texto anterior te propuse dividir a los mexicanos actuales en dos: polímatas y cromañones. Te tengo una noticia mala y una buena: la mala es que la realidad es mucho más compleja que esa burda simplificación. La buena es que a la mayoría de mis lectores les gustó la analogía, la encontraron divertida y didáctica. Así que decidí continuar por ese rumbo.

Ahora te propongo que profundicemos un poco más en el concepto. Si me estás leyendo asumo que eres Polímata, así que antes de intentar responder qué hacer con el Cromañón empecemos por ti y por mí, y los de nuestra especie: de entrada, el Polímata pertenece a un grupo mayor, el de los sapiens. Vale la pena destacar que sapiens hay de muchos tipos. Me voy a concentrar en cuatro: sapiens medievales, sapiens modernistas, sapiens actuales (aunque son muy pocos), y un tipo súper escaso: los humanos del futuro (que aunque viven en este tiempo, tienen su mente años o décadas adelante).

El sapiens medieval es oscurantista, gusta de marcar territorio, construye vallas, muros, pretende diferenciar a las personas por su raza, sus costumbres, su lengua. Hablan del pasado como si fuera mejor. Suelen pensar que la tecnología es “del diablo”. ¿Te suena? No sé si prefiero al Cromañón que a uno de estos individuos. Por lo menos, los cromañones suelen no ejercer liderazgo entre los sapiens, pero el sapiens medieval pasa por humano, y algo tiene que atrae a las masas.

El humano del siglo XX, o “sapiens modernista” se quedó atorado en conceptos interesantes -de hace 30 años-, pero que ahora son completamente obsoletos: piensa que quemar hidrocarburos es una buena forma de generar energía, se aferra a las conductas que casi acaban con el planeta. Sus posturas políticas son maniqueístas: izquierda-derecha, bueno-malo, evolucionista-creacionista, etc. Es un tipo de sapiens que desarrolló demasiado apego al siglo pasado. No se me malentienda: realmente me impacta todo lo que los sapiens logramos durante el siglo XX. Pero en dos décadas hemos logrado mucho más que en todo el siglo pasado, no sólo en términos tecnológicos, también en términos de paz, de estabilidad, de seguridad. Nos “impacta” cómo ha golpeado la pandemia del Covid-19 al mundo entero, pero eso es porque no nos tocó vivir las grandes pandemias de siglos pasados: hubo virus que aniquilaron a más de la mitad de la población mundial! Lo que estamos viviendo no es nada en comparación. ¡Qué decir de las grandes guerras del siglo XX! ¡Claro que hoy estamos MUCHO MEJOR! Bueno, no en todo (después hablaré de las cosas en las que estamos peor).

El sapiens de este siglo (me gusta creer que soy de esos) es más transparente, menos acomplejado, menos separatista, no le gusta victimizarse de los constructos sociales: naciones, religiones, estratos sociales, clubes. Es un sapiens que se asume más cercano a la naturaleza, y al mismo tiempo es mucho más afecto a la tecnología. Es mucho más probable que uno de estos sapiens sea -o se convierta en- un Polímata.

Por último hablaré de los humanos del futuro: hay personas que por lo avanzado de sus ideas y lo ajenos que pueden llegar a ser del “estatus quo”, no son de este tiempo (o de este planeta). Esas personas no necesariamente son famosas, las encuentras en los lugares más inesperados. Pero creo que se encuentran en un grado de evolución que supera a los Polímatas. Todavía no tengo un buen apodo para ellos, por eso les digo “humanos del futuro”, pero sé que nos guiarán hacia una nueva forma de organizarnos, nos marcarán las pautas para superar los grandes retos que tenemos enfrente. No pienso que necesariamente sean líderes. Quizás ni les interese liderar, pero tienen mucha claridad sobre nuestro mejor futuro posible. Un futuro de plenitud y de armonía que finalmente nos permita explotar a tope nuestro potencial.

En realidad no pienso que estos cuatro grupos de sapiens, más los cromañones, tengan rasgos tan absolutamente definitorios. De hecho, para ser completamente honesto, pienso que todos tenemos un poco de cada uno de ellos. Así es, no quiero ofenderte ni hacerte sentir mal, pero de verdad pienso que todos tenemos algo del Cromañón. Así que la pregunta correcta no es “¿qué hacemos con el cromañón?”, en su lugar querido lector, te propongo preguntarnos “¿qué hago con mi cromañón?”.

Ver cursos en Polimatía